SRI LANKA
INICIOS
Me dirigía hacia el norte por la carretera
del oeste que concurre paralela a la playa. La gente, iba con las largas puestas
en los ojos. Me miraban fijamente, sorprendidos de mi presencia, con una risa en
la boca y me soltaban un suave helou. No
tardé demasiado tiempo en realizar una parada técnica, en un pequeño colmado
local. El olor era intenso y por la temperatura de la bebida que cogí de la nevera
puedo afirmar que la cadena del frío, se había roto en algún eslabón. El colmado, me hacia aflorar recuerdos de mi juventud, cuando
ibas a la pequeña tienda de tu pueblo, donde se apilaban las cosas en
cualquier hueco, con los precios de los productos escritos a mano en trozos de cartón.
Al lado de la caja, no podía faltar los envases vacíos de bebidas de refrescos, dispuestos en
cajas de madera esperando a ser reutilizados. Colgados de los mostradores,
había ristras de multitud de unidades individuales de champú, maquinillas de
afeitar, pilas etc. Por cierto, el cálculo de moneda es
muy fácil de
resolver. Es el regreso a la peseta, 100 rihads equivalen a unas 100 pesetas. El cambio no era exacto
pero pela arriba, pela abajo se aproximaba muchísimo.
Por la carretera me cruzaba con muchos perros que sufrían malnutrición y presentaban problemas de piel. Muchos de estos animales sufren las inclemencias del clima tropical. Asfixiante calor y una terrible humedad unido a la escasa y precaria alimentación de estos vagabundos, hace que muchos de ellos presenten una condición física pésima. Sobretodo se les nota en la piel y en la mirada. Faltos de pelo, marcando el costillar, a paso lento,me miran al pasar con una mirada ávida de derrota por la vida, como si supieran que no es país para perros.
No es que no me gusten las construcciones
antiguas, son un trozo de historia que explica en parte como las sociedades
han ido evolucionando. Pero ya no me dejo sorprender por ciertas cosas que se
tornan repetitivas, así que aunque en mi ruta se cruzaran algunas de las antiguas
capitales, no iba a prestar mucha atención a ese tipo de cosas. El verdadero
placer esta en la realización del viaje y de las experiencias que se viven mientras éste transcurre sin llegar a tener importancia el destino
final. Creo, si no me falla la memoria, que nunca me había encontrado tanta fauna salvaje a
cada paso que daba.
La selva colindante a la ruta que estoy trazando, alberga multitud de seres que me van acompañado en mi viaje. Muchos de ellos, se averguenzan y se esconden, pero ellos mismos se delatan generando una especie de sonidos que me van haciendo compañía. Las ardillas aparecen por todas partes. Estos roedores me fascinan. Se mueven a una velocidad de vértigo y a veces veo como desafían las reglas de la gravedad, pero lo que me encanta de ellas es la elegancia que tienen en la realización de cada uno de sus movimientos. Otro animal que me fascina es un lagarto de varios metros que me he ido cruzado varias veces en mi trayecto. Este Varano se parece al lagarto de Cómodo, aunque desconozco si tiene parentesco común entre ambos. Solo puedo decir que cuando el animal te aguanta la mirada, sus ojos transmiten una sensación de fuerza y parece desafiarte como si te retara a un duelo entre el y yo.
La selva colindante a la ruta que estoy trazando, alberga multitud de seres que me van acompañado en mi viaje. Muchos de ellos, se averguenzan y se esconden, pero ellos mismos se delatan generando una especie de sonidos que me van haciendo compañía. Las ardillas aparecen por todas partes. Estos roedores me fascinan. Se mueven a una velocidad de vértigo y a veces veo como desafían las reglas de la gravedad, pero lo que me encanta de ellas es la elegancia que tienen en la realización de cada uno de sus movimientos. Otro animal que me fascina es un lagarto de varios metros que me he ido cruzado varias veces en mi trayecto. Este Varano se parece al lagarto de Cómodo, aunque desconozco si tiene parentesco común entre ambos. Solo puedo decir que cuando el animal te aguanta la mirada, sus ojos transmiten una sensación de fuerza y parece desafiarte como si te retara a un duelo entre el y yo.
Los primeros diez días, me dediqué a recorrer las carreteras paralelas a la costa y descubrir las poblaciones de Anadapura, Polanapura, Sigyria, Kandy donde el terreno era totalmente planos. Estas ciudades, fueron las antiguas capitales del país y debido a este hecho aun se mantienen algunos restos arqueológicos de antiguas civilizaciones. Visite varias ruinas, aunque evitaba los controles debido al elevado precio de las entradas, las cuales solo eran requeridas a los turistas. En varias ocasiones tuve que salirme de los complejos al ser descubierto por personas que se hacían responsables de varios sectores.
PLANTACIONES DEL TE
Después de Kandy, la carretera comenzaba a enviarme unos mensajes. Plato pequeño y el desarrollo dándolo todo. El clima no ayudaba y la lluvia comenzaba a ser mas habitual. En consecuencia comenzó una serie de percances con la cadena. En dos ocasiones separadas por pocos días, rompí la cadena. Nada que no pudiera resolver, pero me quede sin eslabones de repuesto, así que me dediqué con esmero en tener limpia la cadena y sobretodo bien engrasada en los días de lluvia. En este país, cuesta encontrar recambios, sus bicicletas son de un solo piño y las cubiertas son de un diámetro diferente al nuestro. Para que os hagáis una idea, las bicis de aquí son las mismas que llevaban antiguamente nuestros queridos abuelos. Como estaba comentando, la etapa reina fue la de Kandy hasta Nawa Era, eran unos 80 kilómetros, todos ellos de subida, donde las pasé canutas. El paisaje cambio radicalmente, apareciendo las primeras cascadas y observando la aparición de una diferente orografia.
De repente la selva se olvidaba de subir por la carretera y me rodeaban las primeras coníferas. Lentamente en medio de unas finas capas de nubes comenzaban a verse las primeras plantaciones de te.Los campesinos aprovechaban cada metro de tierra que arrebataban a la montaña y el paisaje se moldeaba con hileras paralelas de arbustos de un metro de altura. Las matas tenían un color verde oscuro, pero en las puntas iban brotando multitud de pequeñas hojas poseedoras de un color verde mas intenso. Dichas hojas era la materia prima que iban recolectando grupos de mujeres que se movían con agilidad entre el empinado paisaje.
PLANTACIONES DEL TE
Después de Kandy, la carretera comenzaba a enviarme unos mensajes. Plato pequeño y el desarrollo dándolo todo. El clima no ayudaba y la lluvia comenzaba a ser mas habitual. En consecuencia comenzó una serie de percances con la cadena. En dos ocasiones separadas por pocos días, rompí la cadena. Nada que no pudiera resolver, pero me quede sin eslabones de repuesto, así que me dediqué con esmero en tener limpia la cadena y sobretodo bien engrasada en los días de lluvia. En este país, cuesta encontrar recambios, sus bicicletas son de un solo piño y las cubiertas son de un diámetro diferente al nuestro. Para que os hagáis una idea, las bicis de aquí son las mismas que llevaban antiguamente nuestros queridos abuelos. Como estaba comentando, la etapa reina fue la de Kandy hasta Nawa Era, eran unos 80 kilómetros, todos ellos de subida, donde las pasé canutas. El paisaje cambio radicalmente, apareciendo las primeras cascadas y observando la aparición de una diferente orografia.
De repente la selva se olvidaba de subir por la carretera y me rodeaban las primeras coníferas. Lentamente en medio de unas finas capas de nubes comenzaban a verse las primeras plantaciones de te.Los campesinos aprovechaban cada metro de tierra que arrebataban a la montaña y el paisaje se moldeaba con hileras paralelas de arbustos de un metro de altura. Las matas tenían un color verde oscuro, pero en las puntas iban brotando multitud de pequeñas hojas poseedoras de un color verde mas intenso. Dichas hojas era la materia prima que iban recolectando grupos de mujeres que se movían con agilidad entre el empinado paisaje.
Como en otros países había podido apreciar como se sobre explota a las mujeres. Ellas se encargan de moverse por empinadas cuestas, soportando el calor y la irritable humedad. Ademas portan el peso de unos sacos en su espalda que iban atados con unas tiras de tela al
perímetro de sus cabezas. Los hombres dentro de las plantaciones, se dedicaban a tareas mas cómodas como el pesaje de los sacos y su transporte por medio de cómodos tractores. Algo que mi lógica no puede entender.
La subida casi acaba conmigo, llegué muy
justo a dos kilómetros de la ciudad. Empapado hasta el fondo, con todos los
huesos entumecidos, decidí parar y montar la tienda. Estaba psicologicamente a
un paso de mi limite. Demasiadas horas de subida en mojado, hizo que me debilitara
y eso comenzó a notarse en mi cabeza. Los pensamientos se tornaban negativos y eso
afectaba a mi rendimiento y a la toma
de decisiones. Apurando pude aprovechar un porche de una vivienda para
protegerme de la lluvia y cambiarme de ropa. Seguidamente busque un lugar donde
plantar la tienda. El lugar era bonito, tenia enfrente de mi, las plantaciones de
te, a un palmo de mi cara. El único inconveniente era tener a menos de 20 metros
la carretera principal. Mientras montaba la tienda, por arte de magia aparecieron
un ejercito de niños. Todos ellos se quedaron sorprendidos al ver un turista en
ese lugar. Aun se sorprendieron mas cuando comencé a montar el esqueleto de la
carpa. Las varillas de aluminio tomaban forma curva y de repente como arte de
magia, zas... Ya tenia una casa donde cobijarme. La lluvia volvió, para no irse
hasta el día siguiente. Vaya noche pase, la lluvia y algo de viento fueron
azotando las paredes de mi pirámide y a ratos me visitaban algunos perros que
debían de oler el poco embutido que me quedaba entre las alforjas. Pero lo
básico fue bien, dormí cómodo y entré en calor. Al día siguiente, a punta del alba tenia el cuerpo arrugado por el entumecimiento que provoca la humedad. A nadie le gusta
ponerse la ropa mojada y sudada del día anterior, pero así fue y así se ha de aceptar, ya vendrán momentos mejores. Continuaba
lloviendo, pero los pensamientos y las fuerzas volvían a mostrarse optimas.
Entonces, a un kilómetro, comencé a ver hoteles y guesthouses, me había quedado a
escasas 200 pedaladas de mi destino. Eso me motivó aun mas y coroné los 1800
metros que tenia la población. El lugar era grande y se rodeaba por un lago inmenso. No me extrañó nada,con lo que llueve. La bajada fue espectacular, aunque algo fría. Al
principio estaba mojado por dentro, el body estaba algo destemplado y la velocidad que otorga la bajada me creaba escalofrios en mi piel . La vista
ofrecía profundidad, solo las nubes tapaban una parte del cuadro. La velocidad
del ciclo iba muy rápida, eso hizo que las pastillas de freno de mi rueda
trasera se fundiera como la mantequilla en pan caliente. Tenia que ir con cuidado, suelo mojado, empinadas pendientes, curvas cerradas acompañadas a
veces con riachuelos de agua, que emanaban de los inexistentes colectores de la carretera. La
sensación de avanzar y devorar kilómetros era adictiva, ya que en mi cabeza
aun quedaba el recuerdo del día anterior, donde cada metro ganado era una lucha. Donde cada kilómetro costaba un
sacrificio. Aquí en la Región de Nuwara Eliya, pude ver como los ríos bajaban con
fuerza. Su agua era de un color marronaceo, igual que el color de la tierra de
la selva y el ruido que se podía escuchar indicaba que el caudal estaba en fase
de crecida. Pensaba que la etapa seria
solo de bajada, pero para llegar a la población Ella, no había contado
que me quedaba un pequeño puerto que coronar.
En las montañas hay una cosa que me
sorprendió. Muchas de esas pequeñas poblaciones, estaban formados por
comunidades de musulmanes. Mi subconsciente me engaña, ya que en mi cabeza se me crean dudas y se me hace extraño encontrar tanta gente diferente vestidos con atuendos que les imponen sus religiones. Se mezclan multitud de tonalidades, rojos, amarillos, naranjas aunque el color blanco inmaculado lo han adoptado los musulmanes. Estos, con sus pieles totalmente oscuras y sus gorros minúsculos acompañados de sus
barbas aselvajadas crean una comunidad diferente.
DULCE DROGA
Al final después de pasar un par de
semanas, practicando el ciclismo, llegué a visualizar el mar y me di cuenta que las
olas captaron entonces toda mi atención. Lo que me sorprendió bastante fue ver
que las playas eran escasas. La parte que ocupaba la arena de las mismas llegaba a ser a veces irrisoria. Las fuertes corrientes y las rocas
no eran buenos aliados para el sosiego de las minúsculas partículas erosionadas.
Miré el mapa y mi consulté mi lista con los diferentes spots donde podía realizar surf. En
principio mi destino, seria la playa de Weligama, donde la guía explicaba que era
uno de los mejores sitios para surfear en esta época, pero en el extra radio de
Matara, vi unos carteles de varios hospedajes donde se anunciaban la practica
del surf. Así que pregunté y al tener tiempo de sobras, decidí quedarme por unos
días, para ver que tal resultaba la zona. Lo que en un principio iba a ser unos
días se concretó en seis semanas. El lugar era tranquilo y su playa de
arena era ideal para el aprendizaje del surf. Cada mañana entre las seis
y las diez de la mañana me dedicaba a notar las sensaciones que me aportaban las olas. El lugar era propicio
para los aprendices y las olas jugaban con migo. Las mañanas me pasaban de manera muy rápida, sumando el tiempo en el agua más lo que dedicaba al desayuno, transcurría media jornada sin que uno se diese cuenta.
Llevo tres semanas sufriendo los golpes que
me da el agua salada. Las caricias de dicho elemento parecen que sean leves,
pero cada día acabo con los ojos rojos. La culpa la tiene la sal marina que me se cuela
cuando la espuma me envuelve en una nube. Mi cuerpo se va debilitando
pero aunque sea contradictorio algunas partes se van fortaleciendo, parece una paradoja pero es así. Las
largas sesiones que transcurren dentro del mar hace que acabe agotado. Mi lengua se me pega al paladar y la boca se seca con gusto a sal . Pero por otra parte mi cuerpo va perdiendo grasa y voy fibrandome cada vez mas. Mis tendones y
músculos se resienten aunque a base de múltiples repeticiones de los continuos esfuerzos, estos van acostumbrándose a los nuevos movimientos que me obliga el nuevo
deporte. Así voy pasando los días, esperando que las lesiones me respeten, porque
los golpes son continuos y aveces he de esquivar el retroceso de mi tabla y
otras veces tengo que esquivar las tablas de los otros surfistas. Aunque lo mas peligroso, son las quillas y la parte afilada de los
pinchos ( tablas de los pros).En mi cuerpo comienzan a marcarse pequeños golpes,
rozaduras y fricciones típicas de dicho deporte. Nada que no se pueda superar,
aunque las 3 pequeñas heridas que tengo no consiguen cerrarse. Demasiado tiempo
en el agua y demasiado tiempo sudando, impide que mi epidermis pueda crear un
puente que cierre y tapone mis pequeñas oberturas.
Los días van pasando y no me doy cuenta
que voy restando semanas. La rutina, es la misma cada día y eso hace que los días sean muy
parecidos. Los pequeños detalles marcan la diferencia y disfrutar de ellos da más sentido a la vida. El cansancio que me produce este deporte, me aporta una especie de somnífero en que
me quedo aletargado buena parte del día, evitando encontrarme con la luz directa del sol.
Al final, el roce hace el cariño y surgen
lazos de amistad con la familia que regenta el chiringuito donde estoy. El jefe
es bob Marley, con sus rastras llenas de canas. Él regenta el lugar con
su hija y su esposo. Su nieto, de dos años, esta todo el día jugando y aporta su espontaneidad
con todos nosotros.
Así pasaron varias semanas, hasta que tuve que desplazarme a la capital
para extender el visado. Después de unas 3 horas de viaje en bus, llegué a Colombo, capital del país. Dado que
la oficina de inmigración estaba cercana de la estación de autobuses, me dediqué a pasear durante unos 20 minutos hasta
llegar al edificio en cuestión. Dentro, el kaos era total. El edificio era grande, oscuro, atiborrado de
gente y sin medios informáticos. El resultado era una visión de una multitud de gente
haciendo cola por todas partes. Al final, después del desconcierto inicial, pude llegar a la tercera planta del edificio
donde aparentemente los extranjeros teníamos que hacer el papeleo. Haciendo preguntas a varios extranjeros pude entender el protocolo que me esperaba. Tenia que hacer cola y pasar por cuatro ventanillas, mas el paso por caja
para pagar las taxas correspondientes. Todo el proceso me llevó a esperar tres
horas, en medio de una multitud de personas que esperaban para obtener lo mismo que yo deseaba .
Estuve a punto de fracasar en el intento ya que el lugar cerraba a las 14:00 h
y me retornaron mi pasaporte con el visado, a las 13:40. Moraleja, quien tenga que
extender la Visa en este país, mejor que vaya con tiempo o si no puede perder dos días para
realizar dichos tramites. En temporada baja, supongo que la afluencia de gente es menor,
pero no os confíes, había mucha gente con rasgos asiáticos tramitando papeles, mucho de
ellos chinos y filipinos que se buscan la vida donde pueden.
Los siguientes días fueron muy largos, el tiempo pasaba tan despacio como una motocicleta sin trucar. El golpe me había dejado un dolor en la espalda que me iba visitando cuando hacia ciertos movimientos. La lectura y el wifi me ayudaron a dominar el tiempo y marcarme las pausas. Los estiramientos me producían dolor pero notaba que esa incomodidad se iba apaciguando. Al tercer día, volví a besar el agua salada. Había las mismas caras, que había dejado tres días antes, estaban en sus tablas a la espera que se acercara una nueva serie de olas. La sesión transcurrió sin problemas, 7200 pulsaciones mas tarde, o sea 2 horas después estaba sacándome la licra y exponiendo mi cuerpo al sol para secarme la piel. Mientras, mi vista se recreaba viendo como los buenos surfers hacían maniobras imposibles intentando alargar el tiempo surcando las olas. Mi vista se fijaba sobre todo en una surfera, que vestía un minúsculo bikini de color fosforito. La chica tenia una figura de reloj de arena, parecía frágil pero su remada era rápida y su agilidad le permitía coger cualquier ola.
Este es el misterio de las chicas guapas, las chicas siempre están mas guapas en verano que en invierno. Pero claro esta, que son las mismas chicas. Como puede ser? Un misterio...